jueves, 10 de diciembre de 2015

Mi locura, esa llamada fútbol

Cuántas veces habré oído que el fútbol son solo once jugadores contra once intentando meter un balón entre tres palos y con uno vestido de negro persiguiéndoles... Yo no soy quien para convencer a nadie de lo bonito que es el fútbol, y por lo tanto si yo respeto eso, respeten ustedes el amor que sentimos los demás por él. ¿Que no lo entienden? Bueno, ese no es mi problema.
 Al fútbol le debo tanto...
Todo comenzó por culpa de mi padre, que siempre tenía puesto un partido en la televisión. Yo me quedaba anonadada de cómo lo vivía, y me interesé por él. Esto sin duda, me unió mucho a mi padre. Desde ahí, pasamos juntos tardes enteras viendo y comentando fútbol. De hecho, fue con él con quien fui por primera vez a Los Pajaritos. Tardes de invierno muy, muy frías, los dos con una manta esperando goles de nuestro Numancia para saltar de emoción y entrar un poco en calor. Por esa época iba poco al campo porque no solíamos ir a Soria, y cuando mi padre me decía que íbamos a ir... Ya podría caer un asteroide que destrozara la Tierra que nada podía borrarme la sonrisa de la cara. Afortunadamente el tiempo pasa y cuando tuve una edad para ir sola en el autobús a Soria, me hicieron abonada por fin.

Concretamente con el Numancia, he vivido momentos muy felices, llenos de adrenalina; como esa sensación que recorre todo tu cuerpo en un microsegundo al ver el balón traspasar la línea de gol, que da la victoria a tu equipo en el último minuto. Intentas expresarla, pero notas como con gritar, dar saltos y abrazar a tu amiga no sirve. Simplemente es mágico, tan mágico que puede hacer que en un lunes de mierda, esté feliz. Por desgracia, también algunos horribles,desesperantes... Cuántas veces habré llorado por ver al Numancia en mala situación, tras un partido de mierda -hablando claros- y esa intensa mala hostia al perder. Pero no sé, eso es lo bonito del fútbol. Es la esencia que lo mantiene vivo, y esa esencia, nos hace un poquito más felices
Gracias al fútbol me he dado cuenta de que sirvo para algo útil a lo que me podría dedicar, aunque resumidamente, lo que haga sea redactar cuatro líneas sobre un partido que a nadie le importa. 
Gracias al fútbol he conocido a personas sin las que ahora me costaría mucho seguir adelante.
 Además, tengo una manía con estar siempre buscando nuevos talentos. Si triunfan, me alegro igual que una madre se alegra al ver a su hijo conseguir sus metas, les cojo cariño. Por poner un ejemplo, Dybala. Leí ese nombre en algún blog, supongo, y me interesé por él. Al cabo de unas semanas estaba viendo segunda división argentina, concretamente al Instituto de Córdoba,  liga equivalente a Tercera regional o incluso preferente española. Partidos interminables y malísimos, pero el desborde de ese chico al coger el balón, sus movimientos, sus goles... y años después, despuntando en la Juve y sonando para la élite de Europa. Lo mismo para Emre Can, ¿Qué hacía yo viendo al filial del Bayern Munich? Podría seguir con Reus en su último año en el 'Gladbach, Yarmolenko, Shaqiri...

Yo soy esa persona que llega agotada los viernes por la tarde a casa con la única intención de dormir, pero al final siempre acabo viendo el partido que sea, de la liga que sea.
Yo soy esa persona que se va a Londres de propio para ver un partido de Premier.

Puede que sea una loca, pero una loca por el fútbol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario