martes, 8 de diciembre de 2015

Viviendo la Premier League

Siempre he visto la Premier como algo exótico. Allí donde juegan con nieve y bajo cántaros de lluvia sin que parezca importar, allí donde se llenan los estadios hasta que no cabe un alma más, donde se ve el fútbol de pie, donde todo el estadio canta al unísino. 
Quizás fuera eso exótico lo que me llevara hace unos cuantos años ya, a buscarme la vida para ver la Premier, por páginas de internet estilo Rojadirecta con una calidad pésima, con retardo y parándose continuamente, pero me enganchaba.

El fútbol inglés, aparte de esa atmósfera mágica, es un fútbol muy duro físicamente y por lo que conlleva, también mentalmente. Son esos partidos en los que no hay dominio claro, donde predominan las contras, donde es todo verticalidad, donde no gana el dinero invertido en ese equipo, sino quien más ímpetu ponga para alcanzar la victoria. Porque muchas veces es más entretenido ver un West Ham-West Brom Albion que un Chelsea-Liverpool.
El fútbol inglés es un disparo de Bobby Charlton, un gol de Alan Shearer, una charla de Brian Clough antes de salir al campo. Porque el fútbol inglés tiene esa gran historia que le precede, que sigue presente en los campos ingleses. 
Quizás ahora la Premier League no gane Champions, quizás La Liga le de mil vueltas en cuanto a calidad de equipos, pero lo siento, me quedo con mi Premier. 
Sinceramente, veía muy lejos el poder ir a ver un partido en directo, pero este 5 de diciembre tuve la oportunidad.  Fui acompañada de mi padre y mi tía a ver el Arsenal-Sunderland. Las horas previas al partido, el camino al estadio, siempre es algo especial. Interminables filas de gente se aproximaban al Emirates Stadium, y aunque me hubiera gustado ir a un estadio más típicamente inglés, como Upton Park, fue algo impresionante. Me compré mi bufanda del Arsenal, la típica de rayas blancas y rojas, y entramos al campo. Empezó el partido y el campo a rebosar, cantaba como una sola voz. Tuve la suerte de ver 4 goles, tres para el Arsenal (Campbell, Giroud y Ramsey) y uno para el Sunderland, autogol de Giroud. A pesar de mi simpatía por el Arsenal, el Sunderland de Sam Allardyce me gustó mucho más, sobretodo en la primera parte. Los gunners tocaban estérilmente en el centro del campo, con un ataque previsible y lento, fácilmente alcanzable por la defensa de los Black Cats. Por su parte el Sunderland, con un juego rápido, aprovechaba las imprecisiones en los pases del Arsenal para robar la pelota y entre una carrera y un pase, plantarse en el área de Cech. En la segunda parte las cosas cambiaron sobretodo con la entrada de Walcott, y el cansancio físico del Sunderland, determinaron el partido. Por mi parte, que estaba sentada al lado de un chico que vivía el Arsenal como una auténtica pasión, acabé celebrando los goles y sintiéndolo como una gunner más, porque esa es la magia de la Premier. 
Esto es un hasta luego, nos volveremos a ver y más pronto que tarde. Intentaré, además de ir a un partido de Premier, ir a uno de Championship, a ver a los que un día fueron grandes y ahora luchan por ascender. A un Nottingham Forest, un Blackburn Rovers, un Derby County... 

3 comentarios:

  1. Muy buena entrada. Aunque sinceramente, no creo que la Premier sea lo que fue. Sigue siendo la mejor, pero cada vez hay más equipos como en España, movidos por el dinero, la publicidad... en general, el "postureo".
    De todas maneras, hay que aprovechar antes de que se convierta totalmente en algo similar a la LFP.

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    1. Gracias!! La verdad que si, pero en general, en eso se ha convertido el fútbol, en un negocio. Y es una pena... Pero la Premier mantiene más la esencia qe la LFP

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    2. Por supuesto! Y esperemos que siga mucho tiempo así!

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